Ficha Técnica:
Año:
2008.
Tipo:
Documental.
Director:
Ignacio Masllorens.
Intérpretes:
Pablo Dacal, Ignacio Masllorens, Pablo Masllorens, Soledad Rodríguez, Cynthia
Castoriano.
Duración:
60 min.
Productora:
Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA)/ BIN Cine y Video/
Secretaría de Cultura de la Nación.
Hacia
el mes de septiembre de 2007, el suplemento cultural Radar, del periódico
Pagina 12, abre una nota sobre cine argentino, con las siguientes palabras: “Argentina tiene casi 15 mil kilómetros de
fronteras. Con el objetivo de retratar la vida en esas zonas delimitadas por la
política, la economía y la fuerza, cargadas de tensión, conflicto,
contradicciones, el Canal Encuentro y la Secretaría de Cultura de la Nación
convocaron a 15 directores de cine”[1] y
entre ellos, se encontraba Ignacio Masllorens, director del documental que
sobre el cual me explayaré. A partir de dicha convocatoria, que tuvo como finalidad realizar un relato fílmico de
las fronteras limítrofes externas de la argentina, desde organismos que
dependen de la Nación Argentina, se realizaron esos diferentes documentales,
que relatan a partir de las inquietudes de los diferentes directores del
séptimo arte, las distintas representaciones que indagan en las construcciones
de esos límites configurados.
El
director Ignacio Masllorens, a partir de su biografía personal, toma su estancia
en el sur argentino, como punto articulador espacial de su relato visual, el
cual se articula en la leyenda de la Piedra Steffen, monolito hipotético e
inmerso en el relato de las leyendas, que porta en su misma existencia,
reclamos territoriales al momento silenciados y sepultados tras los acuerdos
internacionales que le dieron fin, con el laudo arbitral de 1902, en manos del
monarca británico.
Para
poder tener una aproximación de la temática del documental, se hace necesario
antes que nada, realizar una contextualización temporal y espacial de los
antecedentes sobre el cual trata esta filmación, complejización que ayuda a desentrañar un relato visual, de
simple aventura entre conocidos, lindante prácticamente a la recreación juvenil
de grupo de boys scouts, donde los cuales
comparten la obsesión topográfica por comprobar una leyenda popular,
mezcla de sueños y anhelos, que se entrecruzan con las biografías de los protagonistas, en una
travesía salpicada de obstáculos y desencantos, y la geopolítica internacional y la cientificidad instrumental que plasmó
sobre el mapa, los límites fronterizos entre Argentina y Chile, así como las
diferentes concepciones que se utilizaron para establecer los mojones
limítrofes.
Es
un documental que invita a indagar sobre la constitución y formación de un
campo del saber, la cartografía, donde la técnica y la instrumentación
científica y precisa, se desarrolla aupado en las necesidades de las nuevas
formas estatales de cuño decimonónico, que legitimaron las características de
los mismos, así como sus confines, que atraviesan su devenir histórico, hasta
el presente, dejando sus huellas, en tanto rastros permanentes que se resisten
a ser eliminadas, en las concepciones que se realizan sobre la misma. “Los Griegos cuentan que Teseo recibió, como
regalo de Ariadna, un hilo. Con ese hilo se orientó en el laberinto, encontró
al Minotauro y le dio muerte. De las huellas que Teseo dejó al vagar por el
laberinto, el mito no habla”[2], y
en ese misterio, es menester encontrar esas pisadas, esos rumbos que se
entrecruzaron que subyacen silenciados y acallados, que se hace necesario
revisitar y poder auscultar los procesos constructivos del pasado, en tanto
territorio desconocido, espacio solapado.
El
documental plantea un misterio, y tras él, se embarcan para dilucidarlo el
grupo conformado entre otros, por el director, Masllorens y por el músico Pablo
Dacal, el cual ya estaba previamente imbuido en el saber topográfico. Y en tanto tal, el
misterio es leyenda. Parten a la
búsqueda de la Piedra Steffen, un mojón fronterizo, la materialidad de los ecos conflictivos del
pasado entre ambos países cordilleranos. Es un viaje donde se interroga a
posibles sabedores del paradero del mismo. Pero el desconocimiento jalona el relato.
Pero es un desconocimiento mayor al simple no saber, es la materialización de
una ignorancia que se pierde en el tiempo, inmanente y funcional a las
articulaciones del poder legitimador, el Estado. Es la invisibilización desde
el aparato estatal que niega la presencia ¿o acaso, las obras de Steffen se
encuentran en nuestras bibliotecas públicas? Es la identidad de un foráneo, que
flota en la atmósfera, que le otorga su nombre a una roca moldeada, un mojón,
una señal que indica, y una pregunta que resuena, ¿Quién conoce a Hans Steffen?
Indudablemente, los interrogados lo desconoces, pero el público a quien está
dirigido el documental, ¿saben algo de él? A grandes rasgos, se puede inferir
que es un gran desconocido, por lo menos, para el público argentino en
general, y sin embargo, la leyenda lleva
su nombre….
En
momentos en donde la conformación de los estados nacionales, hacia mediados del
siglo XIX, se buscaron las herramientas
que fueron necesarias para legitimar su propia existencia, tanto en su
dirección interior como hacia el exterior, las distintas disciplinas confluyeron
en su auxilio, y entre ellas se encontraban, la geografía y la cartografía, las
cuales, a partir de sus saberes, delimitaron sus espacios fronterizos, sus
límites exteriores.
Argentina
y Chile, logran armonizar sus pretensiones limítrofes sobre una porción de los
Andes, donde confluyen las posiciones tanto chilenas como argentinas, las
cuales se sostienen a través de dos nociones diferentes: en la división de
aguas o “divortium aquarum”, defendida por Chile, y la noción de las más altas
cumbres de la cordillera o “encadenamiento principal”, defendidas por Argentina[3].
Históricamente,
los límites fronterizos con Chile se realizaron a partir de estas dos
posiciones que marcan el derrotero de las tensiones entre ambos países, posiciones que confluían armónicamente en
casi toda la línea divisoria, pero que en los márgenes patagónicos, dejan de
circular paralelas, y dislocan las lógicas utilizadas para amojonar los lindes entre ambos territorios,
percepciones diferentes y miradas antagónicas que subsumen el espacio a lógicas
de apropiación diferenciadas. La
siguiente imagen corresponde a una fracción de la zona que se vio afectada en
el laudo arbitral de 1902, y es el territorio que protagoniza el relato documental, es el espacio estepario
y montañoso donde se materializa la leyenda, con sus luces y sombras, es el
lugar del monolito utópico, es el área de frontera de una posible hipótesis
demarcatoria. A pocos kilómetros al norte del lago Rosario, en la inmensidad de
la escala patagónica, se encuentra Trevelin, pueblo de inmigrantes galeses, que
merced a su autodeterminación, decidieron pertenecer a la Argentina, una
tercera opción que no estaba contemplada en la mirada desde la triangulación
con el teodolito.[4]
En
la siguiente transcripción, publicada en el portal de la Facultad de Filosofía
y Humanidades, de la Universidad de Chile[6],
se lee “El geógrafo alemán fue enviado
por el gobierno chileno a explorar el extremo sur del continente, con la idea
de defenderlo como territorio nacional ante Argentina. Hizo esto y más: fundó
el estudio de la geografía en el país como la disciplina que conocemos hoy y
creó la primera red sismológica nacional”, siendo dicha fuente publicada
originalmente en el diario El Mercurio, el 6 de junio de 2014, con lo cual, no
es alguien ignorado, por el contrario, desde la ciencia, legitima una fracción
de la legitimidad territorial chilena sobre la Patagonia occidental.
Indudablemente,
el documental es una gran invitación a la deconstrucción de los relatos en
ambos márgenes. Es la insistencia a correr el velo sobre un geógrafo al
servicio de Chile, pero también, y a la vez, surge el interrogante si debe ser el
desafío que se deben imponer desde el otro lado de la cordillera en conocer al
perito Moreno, en su labor topográfica, y dejar de ser sólo el nombre de un
glaciar. ¿Es la invitación sonora de Also sprach Zarathustra, parodia del nacimiento
del superhombre Nietzscheano, una metáfora del conocimiento de los mapas, y la búsqueda de un super-mapa
borgiano, inexistente e indescifrable? Indudablemente, invitan a reflexionar de
los distintos alcances de las construcciones de los mapas, en sus diferentes
aproximaciones y escalas, de sus intencionalidades, y de sus injerencias
generales y particularidades.[7]
Tal
como lo señala Pablo Lacoste[8], en
su reflexión sobre la construcción de la cartografía en ambos países y sus
implicancias en la larga duración: “Las relaciones diplomáticas entre Argentina
y Chile se han desarrollado durante muchos años sobre ciertas desconfianzas
mutuas porque en cada país se ha enseñado la historia presentando al vecino
como expansionista y sustractor de territorio. Y ello ha pasado de los mapas al
manual, de allí a la escuela y la prensa…”
a partir de lo cual, implicó un “proceso
por el cual se construyó en Argentina y en Chile una imagen distorsionada del
país vecino, propuesta que luego se estandarizó a través de la escuela y la
prensa” y concluye, “En Argentina se ha enseñado que Chile es un país
expansionista y sustractor de territorio. Y en las escuelas chilenas se
instruye con la misma tesis pero al revés. A fuerza de repetir esos enfoques,
los mismos han sido asimilados por la mayoría de la población a ambos lados de
la cordillera” y finaliza, afirmando que, “No obstante ello, las dos tesis son
falsas”.
Este
último párrafo, nos devuelve nuevamente al documental, y nos hace reflexionar
sobre las implicancias de esas leyendas o mitos, que construidos a lo largo del
tiempo, sedimentan una visión que se torna impermeable a nuevas requisitorias y
legitiman prismas desde lo alto. Y nos recalcan que el mapa, es tal en tanto
creamos que lo sea, y puede ser verdadero, falso, o ficticio.
Bibliografía:
José Miguel Pozo Ruiz,
Hans Steffen: Maestro, Geógrafo y Pionero de la Patagonia Occidental, Revista Universum No 20 Vol. 1:
112-123, 2005, disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-23762005000100008&script=sci_arttext
Carlos Sanhueza, Un
saber geográfico en acción. Hans Steffen y el litigio patagónico 1892-1902,
Magallania vol.40 no.1 Punta Arenas 2012, disponible en:
Pablo
Lacoste. La guerra de los mapas entre
Argentina y Chile. Una mirada desde Chile. Historia (Santiago) 35: 211-249, 2002, disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=s0717-71942002003500009
Todas
las páginas web fueron consultadas el 24 de mayo de 2016.
[2]
CARLO GUINZBURG. El Hilo y las Huellas.
Lo verdadero, lo falso y lo ficticio. FCE. 2011. PÁG. 9.
[3] CARLOS
SANHUEZA, Un saber geográfico en acción. Hans Steffen y el litigio patagónico
1892-1902. MAGALLANIA (Chile), 2012. Vol. 40(1):21-44. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-22442012000100002#nt12
[4] https://www.google.com.ar/maps/@-43.2367988,-71.4429681,37101m/data=!3m1!1e3
[5] http://www.scielo.cl/fbpe/img/universum/v20n1/img3.jpg
[6] http://www.filosofia.uchile.cl/noticias/102909/hans-steffen-el-pionero-que-registro-la-patagonia-chilena
[7]
Also sprach Zarathustra, op. 30 https://www.youtube.com/watch?v=3uv2DSfxiDI
[8]
Pablo lacoste, LA GUERRA DE LOS MAPAS ENTRE ARGENTINA Y CHILE: UNA MIRADA
DESDE CHILE, Historia
(Santiago) v.35 Santiago 2002 Disponible en : http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=s0717-71942002003500009
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